En una de sus declaraciones más contundentes, Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), expuso sin rodeos la estrategia de hambre y miseria que, según él, el gobierno de Javier Milei ha adoptado como un mecanismo para disciplinar al pueblo. Las palabras de Yasky, transmitidas durante una entrevista con Andrea Recúpero en AM530, no solo desnudan la realidad cruda que atraviesa el país, sino que también marcan el comienzo de una ofensiva por parte del sindicalismo argentino para resistir el ajuste.
El diagnóstico de Yasky es claro: «Este gobierno hizo del hambre una forma de disciplinar al pueblo». Estas palabras sintetizan la visión del sindicalista sobre el papel que las políticas de ajuste y austeridad han jugado en el aumento de la pobreza y la desigualdad en Argentina. En un contexto donde el hambre se ha vuelto moneda corriente en los hogares más vulnerables, el gobierno de Javier Milei ha optado por profundizar un modelo económico que no solo aumenta la marginalidad, sino que además utiliza esa misma marginalidad para sofocar la resistencia popular. Bajo esta lógica, el hambre no es solo una consecuencia inevitable de las políticas de ajuste, sino una herramienta deliberadamente empleada para mantener a la población en estado de sumisión.
Yasky, sin embargo, no se queda en la denuncia. En su intervención, anunció que en noviembre se convocará a una marcha nacional contra el hambre, en lo que promete ser un punto de inflexión en la lucha contra las políticas neoliberales del actual gobierno. Este llamado es más que simbólico. La movilización del sindicalismo en las calles busca convertirse en un verdadero grito de resistencia, una respuesta organizada frente al intento de precarizar aún más las condiciones de vida del pueblo argentino. «Necesitamos un movimiento sindical que esté en la calle», advirtió el dirigente, subrayando la necesidad urgente de que los gremios actúen como un contrapeso ante el avance de las políticas neoliberales.
El mensaje de Yasky también contiene una advertencia dirigida a la CGT y su cúpula dirigente, a quienes señala por estar coqueteando con el gobierno de Milei. «El diálogo de la CGT con Milei nos lleva a un callejón sin salida», afirmó, dejando en evidencia las tensiones internas dentro del movimiento sindical. Si bien la CGT ha mantenido canales abiertos con el oficialismo, Yasky advierte que esa relación es peligrosa y que el movimiento sindical corre el riesgo de dividirse entre quienes optan por dialogar con un gobierno que ataca directamente los derechos laborales y quienes deciden confrontar las políticas de ajuste desde las calles.