Melconian a Milei: «Hay que distinguir la civilidad de la fantasía»

Carlos Melconian desembarcó en el campamento de Patricia Bullrich el jueves y sabe que no hay tiempo para perder. Según las encuestas, su jefa marcha tercera y quedan menos de 50 días para que se abran las urnas. Si no logran morder votos en La Libertad Avanza o incluso en Unión por la Patria, tanto Bullrich como Melconian y su plan económico quedarán en los papeles.

Este domingo, «Melco» hizo un auténtico raid mediático. Para eso fue convocado, entre otras cosas. Aunque diga «no vengo a discutir con Milei ni a ser vocero económico de nadie», sus conocimientos técnicos y su verborragia coloquial son activos interesantes para la etapa de campaña.

A continuación, las 20 frases más destacadas de sus entrevistas con Infobae, Clarín y La Nación:

  • «Esta democracia argentina ha funcionado extraordinariamente bien desde el punto de vista institucional. Yo siempre toreo a la audiencia diciendo: ¿quién es el nombre del jefe del Ejército? Nadie sabe. Cuando yo era joven, sabía hasta los generales de División. Siempre fui antidictadura y antimilitarismo, pero lo sabías porque eran actores cotidianos. Que eso ya no ocurra es un éxito de la democracia. Pero en los últimos cuarenta años, la política no supo implementar un éxito económico».
  • «Nunca vas a sacar de mí la idea de ‘plan bomba’, que le corten el financiamiento a la Argentina. Eso es no entender nada. Querer que la Argentina tenga una tragedia para que el que viene atrás entre livianito es una gansada. Toda la vida lo he considerado así. Pero la que tiene que madurar es la clase política. Creo que la gente empieza a darse cuenta de quién le miente y quién no. La gente entiende más que cualquiera. Veamos el resultado electoral. Mirá si no entiende la gente».
  • Sobre Milei: «Para referirme sobre la demanda de cambio voy a hablar de dos tercios. A Bullrich la ubico dentro de eso. El resultado de las PASO indica que dos tercios o un poco más demandan un cambio y quieren que la democracia dé una solución económica. Y ha quedado encapsulado en un tercio, o un poco menos, el dueño del fracaso. Ahora se bifurca y entramos en una contienda donde, demandando el cambio, y agradeciendo los servicios prestados por generar un ‘plan Bonex’ en la política, nosotros lo que no queremos es que venga un ‘plan Bonex’ en la economía. Entonces, tenemos que empezar a distinguir la civilidad de la fantasía. Y esa es la discusión».

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