José Natanson: «Si Milei, logra mantener cierta estabilidad económica va a ganar las elecciones el año que viene»

“El peronismo necesita una renovación programática, lo que tiene que pensar son las ideas, qué le ofrece a la sociedad. El peronismo está ideológicamente viejo”, enfatizó el periodista, politólogo y director de Le Monde Diplomatique edición Cono Sur, José Natanson, al describir el duro momento que atraviesa la principal fuerza opositora al Gobierno nacional.

En diálogo con C5N, Natanson repasó el primer año de gestión de Javier Milei y resaltó la habilidad del libertario para leer a la sociedad argentina, lo que le permitió implementar medidas drásticas que en otro contexto hubieran sido impensada, ya que “leyó bien ese nivel de hartazgo social que había, el deseo de shock que tenía la sociedad, una sociedad podrida del gradualismo, de la procrastinación, de la interna, de que se pateen los problemas”.

En ese sentido, pronosticó que si Milei logra conseguir dólares y mantener cierta estabilidad económica a través del tipo de cambio y de la inflación a la baja“va camino a ganar las elecciones el año que viene”, incluso en distritos claves como la provincia de Buenos Aires.

“Milei le pidió a la sociedad este enorme sacrificio y le está devolviendo estabilidad económica, que es básicamente inflación a la baja y dólar dólar planchado, no es algo menor. No sólo por lo que implica recuperar la posibilidad de comprar cosas a medida que la inflación baja, sino también por lo que implica en términos de pensar el futuro”, resumió.

Periodista: Hace poco se cumplió un año de gestión de Javier Milei y vos planteas que se llega al primer año con un éxito impensado. ¿A qué atribuís ese éxito?

José Natanson: Milei entendió algunas cosas de la sociedad argentina que otros no entendieron. Milei tuvo la principal habilidad del buen político que es leer a la sociedad, leyó lo que la sociedad estaba buscando y tomó una serie de decisiones muy drásticas que si te parabas hace un año decías que no se podían hacer. No se le puede recortar 30% a los jubilados de un saque y que no pase nada; no se puede echar a 50.000 empleos públicos y que no pase nada; y él dijo sí se puede y lo voy a hacer. Lo hizo, leyó bien ese nivel de hartazgo social que había, leyó bien el deseo de shock que tenía la sociedad, una sociedad podrida del gradualismo, de la procrastinación, de la interna, de que se pateen los problemas. Con esa lectura logró aplicar el ajuste que había que hacer para bajar la inflación, bajó la inflación y pudo mostrar algo. El segundo gobierno de Cristina fue flojo, el de Macri fue malo y el de Alberto fue horrible, entonces veníamos también de una situación espantosa y viene un tipo y dice yo voy a hacer esto y más o menos lo hace. La gente le pedía estabilidad económica y eso lo logró.

P: En este contexto vos hablas de un nuevo contrato social, ¿cómo sería?

JN: Milei le pidió a la sociedad un sacrificio muy fuerte en términos de empleo y sobre todo en términos de ingresos, o sea la gente vive peor, no llega a fin de mes. Ahora para vos pedirle algo a la sociedad y que eso funcione políticamente le tenés que devolver algo. Vamos a los 90, ¿qué fue la convertibilidad? La convertibilidad fue un contrato social donde una mayoría social aceptó entregar la desigualdad y el empleo a cambio de estabilidad y consumo.

Milei le pidió a la sociedad este enorme sacrificio y le está devolviendo primero estabilidad económica, que es básicamente inflación a la baja y dólar dólar planchado, que no es algo menor. No sólo por lo que implica recuperar la posibilidad de comprar cosas a medida que la inflación baja, sino también por lo que implica en términos de pensar el futuro. La moneda no es sólo un medio de cambio, la moneda es una institución social a la altura de la democracia, del respeto a los derechos humanos, el pluralismo, es algo muy importante. Es lo que le da previsibilidad a la vida de la gente. Fijate que cuando no hay moneda la gente se la inventa. La angustia que produce no tener moneda es una angustia muy profunda, muy existencial, muy fuerte. Se escucha eso de ‘la verdad que no estoy bien, pero por lo menos tengo una expectativa’, porque una moneda estable te devuelve la posibilidad de pensar el futuro.

Milei le dio eso a la sociedad y le está dando algo más incipiente que es crédito. El crédito es una herramienta que implica una mejora de las condiciones de vida fenomenal. Poder comprar en 18 cuotas un televisor es un montón, y si además podés comprar una casa o un departamento después de la crisis fenomenal que tuvimos de alquileres, ahí hay una especie de contrato social muy incipiente. Milei le pide a la sociedad un enorme ajuste en términos de ingreso y le está devolviendo esto.

P: ¿Ves una sociedad argentina derechizada?

JS: Veo una radicalización de la derecha de un sector minoritario. Yo creo que hay un núcleo duro mileísta que lo sigue fuerte, que tiene ciertas características: son varones jóvenes, muchos trabajan en el empleo informal, también hay clase alta, está todo mezclado. Hay un núcleo duro libertario que cree muchas de las cosas que Milei dice no sólo en términos económicos, sino también de la batalla cultural, el antiwokismo, el antifeminismo. Después hay un segundo apoyo al Gobierno que es más contingente y que es el apoyo atado a resultados, que Milei logró sostener sorpresivamente. Milei logró hacer una operación entre la primera vuelta y el balotaje espectacular que fue sumar el núcleo libertario de 20-25-30%, a eso le sumó todo el voto antiperonista tradicional, el que expresaba Macri, el que expresó Patricia, y eso lo logró conservar, por eso yo lo veo fuerte.

P: ¿Hay una naturalización de la crueldad?

JN: Yo lo veo como un rasgo malo de la época. La responsabilidad de las élites, no sólo políticas, sino también periodísticas, empresariales, sindicales, etcétera, deriva del hecho de que tienen una incidencia en la conversación pública, en la opinión pública, en la gente, mayor que el verdulero de la esquina. Cuando un presidente insulta, cuando un ministro ataca, cuando un presidente emite todo el tiempo comentarios discriminatorios, homofóbicos, lo que hace es legitimar eso como una idea social, que es posible. A mí lo que me preocupa es que eso se distribuya capilarmente en la sociedad, en una sociedad argentina que es una sociedad muy pacífica, muy abierta, muy igualitarista. Por supuesto que hay racismo, hay un montón de cosas, pero es una sociedad que en ese sentido no tiene un problema fundamental. De hecho cuando Milei activa la cosa antimigración no le funciona. Sí me preocupa ese rasgo de crueldad que es un rasgo muy propio de la época, me parece que no está bueno.

P: Frente a estos acontecimientos, ¿crees que no se profundizó lo suficiente sobre los efectos de la pandemia?

JN: Estamos empezando a entender cuáles son los efectos políticos de la pandemia. Milei es inexplicable sin la pandemia. La idea de libertad es una idea muy atada de la pandemia. Era difícil en ese momento tomar decisiones, pero creo que hubo evidentemente una mala gestión de una parte de la cuarentena, una exageración, se extendió demasiado. Hubo provincias que estuvieron meses sin clases sin un caso confirmado de coronavirus. Hubo algo que no se leyó bien, no se leyeron bien los efectos sobre la juventud. En su momento escribimos un montón sobre eso, yo decía que no se le podía pedir a un adolescente de 16 o 17 años estar seis meses sin ver a la novia, que no iba a funcionar, que iba a haber un problema.

Hubo un problema de concepción, de enfoque y creo que también hubo problemas de intereses. Los gremios docentes no querían que volvieran las clases y el gobierno peronista tenía como aliado a los gremios de los docentes. Yo creo que efectivamente la pandemia produjo un quiebre social que no explotó para afuera, no hubo estallido, fijate que toda esta crisis se tramitó sin estallido social. Nosotros estamos acostumbrados al 89, al 2001, diciembre, quilombo, no pasó eso. La gente reventó para adentro y estaban esos indicadores: violencia intrafamiliar, consumo de psicofármacos, violencia entre vecinos, pequeños conflictos que escalaban a gente que se agarraba a trompadas por cualquier cosa. Eso estaba en los barrios, se veía, te lo contaba la gente.

P: ¿Cómo ves a la oposición?

JN: Muy desorientada. La UCR está peor que nunca, es un partido que viene muy mal hace mucho tiempo. Al PRO lo veo camino a subsumirse en La Libertad Avanza y al peronismo lo veo complicado porque tiene un problema a nivel dirigencial, falta renovación dirigencial. Cristina Kirchner sigue bloqueando deliberadamente, no sólo por el peso histórico de su figura, sino porque ella así se lo propone, la emergencia de nuevos liderazgos que tampoco emergen por sí mismos, porque uno podría decir que vaya uno y le gane, pero todavía no apareció esa persona.

P: ¿No podría ser Axel Kicillof?

JN: Axel tiene esa cornisa finita por la que camina que es expresar el voto de Cristina sin someterse a Cristina, cómo se hace eso no lo sé. Atrás de eso hay algo más estructural y es que el peronismo necesita una renovación programática, lo que tiene que pensar el peronismo son las ideas, qué le ofrece a la sociedad. El peronismo está ideológicamente viejo. Se aferra a ideas viejas. La clásica es la del aguinaldo. El peronismo habla del aguinaldo y un pibe que hoy tiene 18 años y está trabajando en Rappi no sabe que es el aguinaldo y probablemente su padre no haya conocido el aguinaldo y hasta es posible que su abuelo tampoco.

Al peronismo se le impone una renovación programática porque sino va a languidecer. El peronismo tiene que pensar su relación con muchas cosas: su mirada sobre el déficit fiscal; tiene que cambiar su relación con los dineros públicos que es problemática; tiene que pensar su relación con estructuras, por ejemplo, ¿se puede hacer una revolución educativa progresista sin pelearse con SUTEBA en la provincia de Buenos Aires?; ¿se puede actualizar la legislación laboral con el apoyo de los gremios? Yo creo que sí, yo creo que los sindicatos, sobre todo los sindicatos modernos del sector privado, están a la altura de ese desafío. Me parece que falta renovar ideas.

P: ¿Se pueden dar esos debates con un peronismo desordenado?

JN: A veces los mejores debates se dan en medio del caos. La renovación peronista de los ‘80, la de Cafiero, la de Menem, la de la Sota, fue consecuencia de una derrota histórica del peronismo. El peronismo tenía una mayoría natural. ¿Cuál fue el problema del siglo XX? Cómo hacer para convocar elecciones y que no gane el peronismo porque cada vez que había elecciones ganaba el peronismo. Todos los golpes, la proscripción, eran técnicas para evitar eso. Alfonsín dijo no, lo que hay que hacer es ganarle al peronismo y fue y le ganó. El peronismo entró en una crisis mortal, se renovó, hizo la interna. Al peronismo se le impone una renovación. ¿Veo esa renovación en el aire? No.

P: ¿En el peronismo se puede dividir el liderazgo de la conducción?

JN: No. En la política en general, es como una ley casi gravitatoria de la política. Hay muy pocos casos, tenés que tener sistemas muy institucionalizados, mecanismos muy afianzados, confianza, construir a lo largo de muchos años para que eso suceda. Ciertamente no se puede, ciertamente en un país como Argentina no se puede y menos en el peronismo.

P: ¿El desorden de la oposición impacta en la movilización de la sociedad?

JN: Milei aplicó este ajuste de proporciones bíblicas y no voló una mosca. Lo más importante que hubo fue una marcha universitaria fuerte y una segunda marcha universitaria no tan fuerte, y el día de la segunda marcha universitaria Milei firmó el veto a la ley de financiamiento universitario, una señal de poder increíble como cuando Menem firmó el decreto que limitaba el derecho a huelga un 17 de octubre. Yo creo que la sociedad está relativamente desmovilizada. Efectivamente no existen los famosos piquetes en el centro, la 9 de Julio intransitable, todo eso cayó en un minuto porque Milei leyó bien a la sociedad argentina, una sociedad harta incluso de protestar y que se parecía más a otras sociedades latinoamericanas de lo que muchos progresistas pensábamos.

Argentina era mucho más Perú, una sociedad desmovilizada, desigual, con mucha informalidad, con mucha gente retirada hacia su propia vida privada, con mucha desorganización social. Milei leyó que Argentina era más Perú de lo que pensábamos y está trabajando para que Argentina sea más Perú de lo que pensábamos. Milei quiere una sociedad desigual, más asentada en la exportación de unos pocos recursos naturales, con una fuerza sindical más débil, con partidos políticos más débiles. La sociedad argentina era más parecida a eso y el resultado de este Gobierno, si es exitoso, va a ser un país más parecido a eso.

P: ¿Qué proyectas y qué miras con más atención hacia el 2025?

JN: Si Milei logra que el blanqueo y la renegociación con el FMI le permitan construir un puente temporal hasta que empiecen a entrar los dólares, si Milei logra aguantar hasta ahí con el tipo de cambio sereno, con la inflación a la baja y devolviendo el poder de compra y de crédito, yo creo que va camino a ganar las elecciones el año que viene, elecciones que además van a estar desagregadas porque se va a votar un día en Catamarca, otro en Córdoba, puede ganar la provincia de Buenos Aires perfectamente, puede ganar la Capital también perfectamente.

Si logra eso, irá una consolidación política que le va a dar una mejora de la fuerza legislativa, una consolidación política y eso le puede dar fuerza para hacer lo que le falta hacer que es levantar el cepo, el gran problema económico que tenemos hoy en Argentina.

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