Detonado por una inflación incontenible, el control de precios establecido por el Gobierno para los combustibles sigue acentuando la crisis en toda la cadena de producción y venta de naftas. A la par del desabastecimiento que ya se experimenta en provincias como Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza, en las últimas horas se activó una alerta nacional en todas las refinerías del país a raíz del faltante de materia prima para recuperar la producción. La medida emerge desde el ámbito sindical a partir de inconvenientes que ocurren en el Norte del país, pero se haría extensiva al resto del territorio nacional si el Gobierno no atiende con rapidez el nuevo conflicto. Mientras tanto, ocurren incrementos fuera del congelamiento impulsado por el oficialismo.
Dichas instalaciones, propiedad de Refinor, detuvieron su producción en las últimas horas por falta de gas y petróleo y la firma notificó a los operarios que recién volvería a funcionar con normalidad el próximo 16 de noviembre.
Subas a pesar del congelamiento
A la par de estas complicaciones, también emergen subas «silenciosas» en determinadas zonas del país. En el noreste, por ejemplo, estacioneros señalan que tanto Axion como Shell aplicaron incrementos de hasta el 5 % en sus combustibles en el transcurso de los últimos días.
En torno a CECHA, la confederación que integra a los estacioneros a nivel nacional, sostienen que los «retoques» se irán multiplicando si no hay una salida rápida al congelamiento que impuso el Gobierno.
La entidad en cuestión indicó en las últimas horas que creció la «inestabilidad en las estaciones de servicio, que por las distorsiones del mercado y ante la existencia de precios dispares, produce un efecto derrame de la demanda de unas estaciones a otras de distinta bandera, llevándonos a un quiebre de stock de productos».
La organización sostuvo que la continuidad del sistema «Precios Justo» para los combustibles «pone en serio riesgo la supervivencia de todo el sector».