Parece una agenda demasiado ambiciosa para un año electoral, porque aborda áreas sensibles para el bolsillo y el humor social, pero Milei pretende seguir aprovechando el impulso inesperado que ha tenido su administración durante el primer año, en el que logró mantener un nivel alto de respaldo social a pesar de aplicar una ajuste sin antecedentes, que provocó una fuerte caída en el poder adquisitivo.
Uno de los ejes de esa reforma previsional será la eliminación de los regímenes especiales de la ANSES, como los vigentes para sectores como docentes, investigadores, el Poder Judicial y trabajadores de la construcción, entre otros.
Los regímenes especiales brindan acceso a jubilaciones con condiciones más favorables que las del régimen general. Por ejemplo, con menor edad jubilatoria y/o menos aportes.
Según datos oficiales de ANSES, estos beneficios representan apenas el 3,4% del total de prestaciones contributivas. No obstante, demandan el 10,9% de los recursos, dado que los haberes medios de estos jubilados alcanzan los $1.037.000, en contraste con los $300.000 del régimen general.
De eliminarse estos regímenes, el Gobierno estima que la jubilación mínima podría triplicarse, pasando de $259.600 a $778.800 mensuales.
La reforma previsional también busca mantener el sistema de reparto, pero fomentando el desarrollo de seguros privados de retiro. Esto permitiría a los contribuyentes optar entre seguir aportando a ANSES o migrar hacia administradoras privadas.
Subir la edad de jubilación: el punto más conflictivo de la reforma previsional
Pero tal vez el punto más conflictivo de la intención oficial es subir la edad jubilatoria. Inicialmente incluiría equiparar la edad de retiro entre hombres y mujeres. Actualmente, la edad jubilatoria es de 60 para las mujeres y de 65 para los varones.
Según pudo saber iProfesional, en el ideal del Gobierno se está pensando en proponer una suba gradual de la edad jubilatoria también para los hombres, en un período que podría alcanzar una década.
Se buscaría elevar la edad jubilatoria a los 70 años, a razón de un ajuste de un año cada dos períodos. De aprobarse, por ejemplo, la edad jubilatoria podría subir a 66 años en el 2026, 67 años en el 2028, 68 en el 2030, 69 en el 2032 y 70 en el 2034.
Se trataría de una jugada arriesgada desde el punto de vista electoral, pero permitiría, creen en el oficialismo, transparentar un escenario que se está produciendo en distintos lugares del mundo. La mejora de la expectativa de vida y de las condiciones de salud lleva a que la vida útil de los trabajadores se estire.
El Gobierno ya definió que la moratoria previsional de la Ley 27.705 finalizará el 23 de marzo de 2025. Esto implicará que quienes no cuenten con los 30 años de aportes requeridos no podrán acceder a una jubilación. Estas personas tendrían como alternativa la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), que otorga el 80% de la jubilación mínima, sin considerar los años de aporte registrados.
Es decir, el promedio de las jubilaciones sería cada vez más bajo.